sábado, 17 de abril de 2010

155

Acabo de ver una pieza de artillería recorriendo impasible la calle 9°. Arrastrada por un camión (von einem LKW geschleppt, towed by a truck). Una imponente martillo de destrucción en medio de la ciudad. ¿Raro, no?

Uno está acostumbrado a las fotos e incluso a las imágenes, siempre muy lejanas del cañón vomitando fuego. Sus servidores, quienes yacen detrás y alimentándola con la mortífera carga, hacen uso de una complicada cadencia de movimientos coordinados para lograr que el proyectil quede en la recámara y sólo baste un gatillito para ser lanzada. Sólo un gatillito para desatar una muerte de gran calibre, 155 mm de prestigio.

Niño

Cada vez que aprendo más, me siento más niño, pues tengo que aprender como un niño, con las herramientas de un niño y supervisado como un niño. Lo que he olvidado es tener la curiosidad de aquel.

2 palabras acerca de...

Imagínense un gigantesco cuadro de 3000 hombres caminando pesadamente. Portan picas altísimas y en sus esquinas hay soldados con aparatosos arcabuces. En lo más profundo de este bosque de guerra se levanta una bandera con la cruz borgoñona. Es una masa organizada, mas no estilizada: es burda, bizarra, nada brilla, todo es opaco e irregular, sucia. Las picas, hendiendo el aire, pronto hendirán al hombre y se teñirán de sangre.

Obvio, es un Tercio Español.