Mi cruz mide 6 cm. de longitud por unos 3 o 4 de profundidad. No está hecha de madera sino de carne, mis clavos no son de nueve pulgadas sino finos hilos azulados quirúrgicos. Caminar con mi herida de apendicitis no es fácil, duele. El camino que marco con ella a cuestas es una auténtica vía dolorosa.